10/9/09

biopoder de compañía

Cuba siempre ha estado loca, pero nunca tanto como ahora. Su segundo parto se complicó, hubo que hacerle una cesarea y esterilizarla para siempre. La enorme sensación de vacío que la asoló despues de haber sido una gran matriarca es lo que ha provocado su estado actual. El pelo ya no le brilla como antes, ha engordado mucho y la incontinencia la convierte en una carga pestilente. Tiene además, según los expertos, una manía obsesivo-compulsiva con las luces y las sombras. Puede perseguir hasta el agotamiento la sombra de un pájaro, o lamer un reflejo en el suelo hasta destrozarse la lengua. La solución, dicen, sería hormonarla, pero eso provocaría un falso celo que atraería a los machos sin devolverle su antigua disponibilidad. A Cuba, la pobre, se le va toda la fuerza por la boca. Ladra, llora y aúlla tan fuerte que los vecinos ya han amenazado con envenenarla. Ahora ya si que no puede hacer nada, tiene un dispositivo anudado al cuello que emite pequeñas descargas eléctricas cada vez que habla.
Cuba tiene sólo ocho años pero ya hace razonable la opción de la eutanasia.

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