20/6/11

cebolla

Me cuenta que su padre le pegaba, me lo cuenta entre risas mientras se come el huevo del desayuno que me ha traído a la cama. Un día, dice, yo estaba picando cebolla en la cocina, yo era muy chama, tenía como 8 años o así...yo lo miro mientras goteo miel de una botella de ron en mi tostada. Se me resbaló la cebolla de las manos y mi padre me dio un bofetón. Silencio. Él sonríe como quien acaba de contar lo que ha soñado esa noche o algo así. Sonríe con los ojos y bebe café.

Es por eso que se llora, le digo, cuando se corta cebolla.

Me besa. Me besa agarrándome la cara con las dos manos. Me besa dulcemente, como siempre hace, como si me quisiera. Yo, de la misma manera, le devuelvo el beso. Lo abrazo como si fuera un niño de 8 años al que su padre acaba de darle un bofetón y lo voy desnudando en un ataque de ternura que se parece demasiado al amor.

(No hay pospolvo que valga, pero necesito postearlo.)


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