Es muy vieja muy vieja y esconde un refrán en cada arruga.
Tiene la piel llenita de sabiduría.
Me cuenta que tuvo dos maridos y que a los dos los sobrevivió. Dicen que el gen de la viudez es femenino. De los dos maridos que tuvo, me cuenta que solo amó a uno. Lo amó por lo bien que se lo chupaba, o por lo bien que se lo chupaba fue que lo amó.
Cuando me lo cuenta sonríe y su piel, la de los refranes, las arrugas y la sabiduría, todavía se sonroja.
Asegura que algunas noches su marido, el que se lo chupaba y al que por eso amaba, la visita y se lo chupa. Dice que sabe que no es un sueño. Dice que por la mañana se despierta mojadita y que sabe que fue él porque en el coño reconoce el olor de su saliva.
Hermoso. Hermosa.
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