6/10/09

plumas rosas

Sábado, 6 de la mañana, luna llena. Haciendo eses calle arriba, en una mano un güisqui sin hielo en vaso de plástico, en la otra un cigarro y enredada en el cuello una boa de plumas rosas. Fin de fiesta. Glamour de veinte duros. Con el "devenir perra" todavía en el recuerdo y deseando llegar a la cama. Se me han olvidado las llaves y mis compañeros de piso no contestan a mis llamadas, se me cae la copa y casi me hace un favor. Se me cae la boa y me la vuelvo a enredar en el cuello un poco más sucia. El glamour baja de precio.
El kiosko de prensa de mi calle acaba de abrir y el tipo me llama insistentemente desde la otra acera. Voy. Dime. ¿Te importa vigilarme el kiosko?...es que me estoy meando. Por supuesto, no te preocupes. Se abre la bragueta allí mismo y se la saca contra el arbolito. Yo miro las revistas. Con la polla fuera y la voz de pena: ¿quieres sacarte unas perrillas? Con la boa al cuello y sin dejar de mirar la prensa: si, claro, ¿cómo? Empieza a amanecer. Me la tocas un poquito, es que estoy muy solo. No. Nunca he hecho esto y no quiero hacerlo ahora. Me mira a la boa, le miro a los ojos. Me voy. Al menos dime que la tengo bonita. Preciosa, pero no te confundas. Me llevo el periódico.
Buenos días.
A paso rápido, enfadada, perpleja y todavía borracha, encuentro un bar abierto y consigo un café. La puta boa, la luna llena y la testosterona. Reviento el móvil de mi compañero de piso y por fin me acuesto, pero me quedo con la duda. ¿Cuánto cuesta este glamour de plumas rosas?

1 comentario:

  1. enorme documento. sólo por el momento en el que te pregunta el kioskero: "al menos...dime que la tengo bonita no?"...
    por esos momentos es por los que merece la pena desgastar la salud en las noches. por la sóla posibilidad de anecdotas de este tipo...

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